Las Calaveras Mexicanas son una tradición de México que ha crecido en conocimiento en el mundo entero; la gente se va impresionada cuando ve las peregrinaciones y los Paseos de las Ánimas, que ya son un atractivo turístico.

Para entender este fenómeno es importante conocer su historia y origen que es de hace siglos atrás; aquí les resumimos lo que consideramos más importante en toda la historia de las Calaveras Mexicanas e incluso su paso a la literatura.
Origen de las Calaveras Mexicanas
La aparición de las calaveras mexicanas tal como la conocemos hoy en día comenzó en 1949; cuando el periódico “El Socialista” comenzó a ofrecer epitafios alegóricos (llamados calaveras literarias) en honor de un personaje, real o ficticio; que se comportaba de manera hipócrita. Casi siempre estaba relacionado con la pretensión de riqueza o la importancia otorgada a los bienes materiales. Estas calaveras literarias se acompañaban de ilustraciones que representaban esqueletos elegantemente vestidos e inusitadamente alegres.
Aunque de reciente creación y de anecdótico surgimiento, el culto a las calaveras en México parece hoy en día responder a un sentimiento religioso; uno que ya existía con anterioridad, siendo notable la controversia al respecto. La calavera se populariza en México durante el gobierno de Benito Juárez, época de aperturismo y de consolidación de la república; en ese tiempo las clases altas intentaban asemejarse a las élites europeas en su modo de vestir y comportarse.
Esto fue duramente criticado en los periódicos llamados “de combate” (de corte izquierdista), donde aparecían a menudo damas representadas del modo previamente mencionado. Sería José Guadalupe Posada quien acuñara definitivamente la llamada “calavera garbancera”; asentando la imagen de una calavera vestida a la manera francesa y acudiendo a eventos de la alta sociedad.
La Santa Muerte
Posteriormente, en la década de 1960 en Veracruz, aunque proveniente de un culto anterior, nace la figura de la Santa Muerte. Tiene el aspecto de una Virgen cristiana luciendo una calavera por rostro; sin embargo, su culto se asocia a peticiones de dinero, amor o salud y se considera una deidad justiciera; si bien es cierto que es especialmente venerada por personas que ponen en riesgo su vida habitualmente.
Su adoración se ha unido a la imagen de la Catrina y ambas gozan de una amplia popularidad en todo el territorio mexicano. La Santa Muerte se desarrolló dentro del seno católico aunque fue constantemente rechazada por todo el cristianismo al considerarse un culto diabólico.
Cómo hacer Calaveras Mexicanas
En este video podrás checar paso a paso el proceso de elaboración de una Calavera Mexicana tradicional hecha con arcilla:
Las Calaveras Mexicanas ¿Costumbre de Importación Europea?
Aunque el origen de la calavera se encuentre relativamente bien documentado, no existe consenso a la hora de determinar si responde a un sentimiento ya existente en México; de ser así, si es puramente mesoamericano o ha sido influenciado por el contacto con la cultura europea.
Algunos defienden que el origen del culto a la muerte mexicano se remonta a los tiempos de la diosa Mictecacíhuatl, la “Dama de la Muerte”; los nativos mexicas rendían culto a sus parientes fallecidos, diferenciando entre niños y adultos y dedicando a ello todo el mes de agosto. Celebraciones como la mencionada Santa Muerte o la de San Pascualito, santo local del estado de Chiapas representado por un esqueleto; han existido con algunas variaciones desde hace más de tres siglos durante los cuales han sufrido el veto de la Iglesia.
Diferentes Puntos de Vista
Otro punto de vista se apoya en el hecho de que actualmente el Día de Muertos mexicano coincide en fecha con el Europeo; la manera de celebrarlo se ha asemejado al modo español hasta fechas muy recientes, con el auge de esqueletos y calaveras. Por tanto, sería difícil determinar si ambos cultos están relacionados después de un periodo de varios cientos de años sin continuidad aparente. Autores de esta opinión defienden que el origen es eminentemente europeo; que la figura de la Catrina surge a raíz de los recientes sentimientos tradicionalistas y de recuperación de la cultura popular; los cuales tuvieron lugar en diversos países del continente americano.
Con la intención de adoptar una visión intermedia que no rechace de base ninguna de las hipótesis; la mayoría de expertos optan por el origen sincrético de la celebración del Día de Muertos. En contraposición al origen precolombino o europeo, la festividad procedería de la mezcla de ambas religiones; lo que dió como resultado en un nuevo culto del que ambas partes son parte primordial.
Significado de las Calaveras Mexicanas en el Día de Muertos
Hoy en día, lo extendido del símbolo de la calavera en México proyecta la idea de que se trata de una tradición ancestral; siendo en realidad de creación reciente. Aún así, el festival del Día de los Muertos ostenta el galardón de la UNESCO; ya que es una Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad.
No se puede negar que ha experimentado un crecimiento y diversificación vertiginosos en las calaveras mexicanas; entre las numerosas muestras encontramos las populares calaveras de alfeñique; que son cráneos de azúcar de caña con el nombre de una persona querida, normalmente viva, escrito en la frente.
Las calaveras literarias mexicanas se han transformado en la actualidad para convertirse en epitafios ligeros escritos para familiares o amigos; en forma de epitafios en los que, de un modo cómico, se pide prosperidad y felicidad. A menudo se apela a “la huesuda”, “la Parca” o “la calaca” términos extendidos para referirse a la muerte.
No cabe duda de que la Catrina constituye el elemento más reconocible y extendido del culto a la muerte mexicano. Las figuras, maquillajes, posters, etc. Inundan las festividades y su aspecto preciosista la ha convertido en un importantísimo símbolo de todo México. Se ha popularizado tanto como las calaveras mexicanas en el gusto de la gente.
En Aguascalientes, lugar de nacimiento de José Guadalupe Posada, creador de la Catrina, se celebra cada año el Festival de las Calaveras. Entre los eventos más destacados encontramos diversas exposiciones, concursos de disfraces de Catrina y bailes regionales; desde luego que acompañadas de las calaveras mexicanas.
Independientemente de su origen lo cierto es que; la imagen que ofrecen las calaveras en el México actual es única y le otorgó el título de “el país que se ríe de la muerte”. Según Freud en su “pulsión de muerte” una necesidad de hermanarse con las cualidades positivas que acarrea como modo de protegerse contra ella; la quietud, la paz, el final del camino.
El culto a las Calaveras
El culto de las calaveras no ex exclusivo de México, ya que deriva del culto a los difuntos; una de las formas de adoración que más se ha repetido a lo largo de diferentes épocas en prácticamente todas las culturas del planeta. Cualquier cosmogonía (mito de la creación del mundo) elaborada por un núcleo social le otorgaba gran importancia a la figura de la muerte; tanto como personificación antropomorfa como en sus ritos de paso asociados.
En Mesoamérica, desde hace más de 3000 años la mayoría de sus pueblos veneraban los huesos de sus antepasados como si fueran representaciones de sus dioses; en especial sus calaveras, que consideraban un modo de comunicación con el otro mundo. Pero serían los mexicas o aztecas quienes demostraran una mayor devoción por el símbolo de la calavera; traspasando los umbrales del culto familiar y trasladándolo a templos y objetos de poder. De ahí parte toda la devoción hacia las calaveras mexicanas y a la muerte entre los mexicanos.
Uno de los ejemplos más estremecedores del culto a calaveras mexicanas es el Tzompatli, literalmente “hileras de cabezas”; consistente en unas estacas verticales cruzadas por otras horizontales donde se insertaban los cráneos de los enemigos, para después emplazarlos en un altar; esta se encuentra en Chichén Itzá en la Península de Yucatán. En la capital maya se hallaron 60.000 cráneos humanos cuando llegaron los españoles; acontecimiento que supuso el fin de la religión local y la abolición de estas prácticas. Viendo a sus ancestros, los mexicanos le dieron la vuelta al asunto riéndose de la muerte y el símbolo: las calaveras mexicanas.

El culto a las calaveras mexicanas se mantuvo en estado de letargo durante cientos de años, excepto en pequeñas poblaciones alejadas de toda civilización; en ellas se integró con el cristianismo y pudo sobrevivir hasta mediados del siglo XX, cuando el mito volvió a extenderse por todo México.
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